Ayer me acosté cansada… supe reconocer el cansancio así que me acosté temprano, dejé todo como estaba y a la cama…
Nada
de televisión, tampoco radio. Es importante no engancharse pues después la
mente hace un “clic” y sigue, entonces el descanso se retrasa y seguimos hasta
cualquier hora.
Trabajé
en lo mío, que es terapias manuales de tratamiento, de Reiki o relajantes.
¡Qué
bien amanecí!
Hoy
al despertarme me pregunté:
¿Por
qué tanto?
Rápidamente
me contesté:
Porque
hay personas a las que no se puede dejar en la estacada.
Seguí
preguntándome:
¿Por
qué tanto?
Agregué:
Porque
necesito esa entrada para cumplir con el gasto del dentista.
Luego
me dije:
Podría
haber usado los ahorros.
Pero
enseguida pensé:
Si
gasto esos ahorros pudiendo trabajar, me quedaré sin ahorros y quién sabe si
mañana podré juntar lo mismo…
De
ahí derivé a que los ahorros son para gastos mayores y este gasto, aunque lo
sea, no lo es realmente, puesto que lo puedo solventar generando el importe por
lo menos en parte.
En
realidad si no genero dinero, en estos tiempos que corren, los ahorros se terminan y el trabajo por pequeño o esporádico que
sea hace que los mismos queden allí.
Sigo
pensando:
No
es que lo haga por que sea mayor, es que esa costumbre adquirida (no de acumular sino de ahorrar) viene de
antes. De no esperar que las “papas quemen” para generar entradas.
Creo
que las costumbres cambiaron, hay muchas cosas maravillosas, tantas que ya todo
lo que entra por el ojo, desde lo más pequeño e innecesario hasta lo que realmente
hace falta, es comprable y no reparamos en lo que es verdadera necesidad hasta
que ya la billetera quedó vacía.
Entonces
se recurre a la tarjeta de crédito que vacía más aún esa billetera y lógicamente nunca hay un ahorro verdadero.
Este
gasto de la tarjeta de crédito necesario en algunos casos, es nefasto en otros,
pues no hay sueldo o trabajo por cuenta propia que alcance.
Creo
que en muchos casos hay un pensamiento erróneo en cuanto a la inversión
desmedida del dinero.
Claro
que cada cual lo usa como y donde quiere, pero muchas veces el impulso primero
trae complicaciones luego.
Estoy muy consciente de que la falta de trabajo, la inestabilidad, los aumentos y todo lo que aqueja en este momento a mi maravilloso país trae grandes problemas a la gente.
Todos los gastos de la casa y de la recreación son necesarios, pero... creo que hay una cultura de lo desmedido, es decir, no medir, no cuidar y comprar irracionalmente.
Esto seguramente está dado por ansiedades, disconformidad, falta de equilibrio para sobrellevar el mal momento que se está viviendo, falta de trabajo, rechazo a cambiar costumbres que desde luego deseo sean momentáneas, malas remuneraciones, y tantos otros motivos.
Es por eso que hay que buscar un equilibrio entre entrada y salida que aunque no quede remanente por lo menos no genere deudas.
Y
como me voy por las ramas, me quedo con el pensamiento de que a cualquier edad y en cualquier circunstancia, sea
la edad que sea generar entrada y ahorrar tienen que estar en un equilibrio
justo, acorde al gusto de cada uno y también a la entrada...
Pero en
tiempos de crisis como los que se están pasando siempre es mejor, dentro de lo
posible, no quedarse dormidos.
También
como siempre y en todos los tiempos,
conviene ser previsor pues mientras subimos no podemos saber cuándo nos vamos a
caer.
La
palabra ahorro parece en desuso, llamémosle previsión pero en todo caso,
siempre es mejor gastar hasta donde uno puede y no de más, especialmente en época de crisis.
La palabra en este caso es capacitación: Hoy en día se necesita capacitarse más que nunca.
Se comienza una cosa, se salta a otra y no hay concreción en ninguna, con el hecho de que "no es lo que yo pensaba" no se termina, no se da como yo imaginaba. Es que las materias se dan y uno después tiene que seguir investigado, practicando, inventando si es posible...
Es la época en que todo lo quieren hecho a medida.
Eso se extiende luego al trabajo: Este trabajo no me gusta, no me siento cómodo, no es lo que yo quería...
Cuántas veces suele pasar que nos ilusiona lo que se promete por los medios, eso generalmente es irreal e ideal.
Se necesita vocación, aplicación, constancia, continuidad y mucho amor a la vida ya que de eso depende nuestra subsistencia posterior.
La realidad no se adapta tan fácilmente a nosotros, nosotros tenemos que encontrar un equilibrio entre la realidad y lo que nosotros podemos brindar... Lo que nosotros podemos aportar.
Escuchamos siempre lo mismo: El dinero no alcanza para nada.
Hagamos un inventario de lo que podemos gastar con el dinero que tenemos...
Sí, generar entrada es duro, otra entrada más duro todavía, pero es la única forma en vez de quedarse lamentando y esperar que el trabajo llegue a uno y que la crisis pase sin dejar cicatrices, como en los tiempos de nuestros mayores.
Por cierto: Ya no me duelen las muelas, las despedí agradecida y tengo que remplazarlas, cosa que haré en un justo equilibrio acorde a mi disponibilidad.
ROSA
MARIA E. FAVALE MACÍAS