Todos estamos cansados, ellos también. Su
humanitaria tarea pasa ahora sin verse, salvo por los que tienen enfermos en la
familia o vecindad.
Por fortuna ningún familiar o amigo mío
tuvo problemas con el famoso Covid-19. Éste nos tuvo y tiene atormentados,
preocupados o atemorizados en mayor o menor medida.
Pero ellos sí. Siguieron viviendo esa
pesadilla. Desde el día que empezó esta
interminable pandemia siguen incansables y sacrificados, con enfermos de todas
las edades y con diferentes complicaciones, médicos, asistentes, enfermeras,
auxiliares y todo el personal que implica el estar al cuidado de enfermos con
Covid-19 siguen allí, al pie del cañón.
Ya olvidamos en cierto modo los primeros
meses en que los aplaudíamos todas las tardes reconociendo su tarea ante un mal
incierto y desconocido. Poco a poco nos encerramos en nuestra conducta
defensiva por diferentes motivos.
Lo
económico comenzó a pesar, lo personal agudizó el temor y el encierro, la
atención a los seres queridos se hizo dolorosa y también los alejamientos
forzosos y prolongados. Luego se transformó en costumbre y nada volvió a su
cauce aún con el levantamiento de algunas medidas preventivas y restrictivas.
Y ellos siguen y seguirán allí, porque
esto no termina aún, quedan muchas expectativas ante la evolución de este mal
que azota al mundo
Por eso va este pequeño homenaje, para que
ellos sientan que hay gente que sin necesitarlo reconoce su tarea.
Quedaron los homenajes de lado, pero es
bueno que siempre recordemos que estuvieron, están y estarán en primera línea.
Para los Médicos de todas las
especialidades, enfermeros, auxiliares, camilleros, por todos los que
estuvieron y están, por los que se fueron, por los que quedan maltrechos, por
todos esos valientes luchadores por y para la vida, va mi humilde homenaje.
Gracias…