El arte de poner limites sanos
El enojo y la agresión son normales en los chicos. Los especialistas aconsejan no suprimir los episodios de enojo porque, de lo contrario, estaríamos cercenando su imaginación y creatividad. Pero los chicos deben aprender cómo balancear sus propias necesidades con las necesidades de los otros. Aquí es donde entra en juego el difícil arte de poner límites sanos.
"Deberíamos poder enseñar a nuestros hijos cuándo los enojos son funcionales y cuándo no -sugiere Moreschi-. Para eso, tenemos que tener en claro qué actitud vamos a tomar frente a nuestros enojos, qué lugar vamos a ocupar en esta sociedad actual nociva, que fomenta la competencia, la rivalidad y el consumo."
¿Alguien se puso a pensar en la cantidad de chicos enojados que andan deprimidos, obsesos o insultando y pateando a maestros por ahí? ¿Cuántos de esos chicos son hijos de padres que viven enojados por el dinero que no alcanza, el éxito que no llega y las peleas por quién tiene o puede más? Una cosa no justifica la otra, pero ambas conviven bajo un mismo techo y una da espacio a la otra.
El enojo y la agresión son normales en los chicos. Los especialistas aconsejan no suprimir los episodios de enojo porque, de lo contrario, estaríamos cercenando su imaginación y creatividad. Pero los chicos deben aprender cómo balancear sus propias necesidades con las necesidades de los otros. Aquí es donde entra en juego el difícil arte de poner límites sanos.
"Deberíamos poder enseñar a nuestros hijos cuándo los enojos son funcionales y cuándo no -sugiere Moreschi-. Para eso, tenemos que tener en claro qué actitud vamos a tomar frente a nuestros enojos, qué lugar vamos a ocupar en esta sociedad actual nociva, que fomenta la competencia, la rivalidad y el consumo."
¿Alguien se puso a pensar en la cantidad de chicos enojados que andan deprimidos, obsesos o insultando y pateando a maestros por ahí? ¿Cuántos de esos chicos son hijos de padres que viven enojados por el dinero que no alcanza, el éxito que no llega y las peleas por quién tiene o puede más? Una cosa no justifica la otra, pero ambas conviven bajo un mismo techo y una da espacio a la otra.
"El enojo es producto de una herencia genética combinada con una cultura familiar y social que determina -explica Hernández-. El que tiene tendencia a la hipoglucemia puede tener conductas agresivas. El que vive y crece en una casa donde el enojo es el contenido del discurso, es lógico que estemos frente a un sujeto enojado, agresivo, deprimido."
Se aconseja trabajar las emociones desde edad temprana. La familia es el primer encuentro con la forma de modelar y vincularse con las emociones. "Sería muy beneficioso, más allá del rol clave de la familia, implementar un plan de educación emocional en las escuelas primarias de manera de enseñar a trabajar activamente con las emociones, la frustración, la espera y demás", propone Moreschi.
La Comisión de Ohio, que trabaja en la resolución de conflictos familiares, aconseja, entre otras cosas:
· Deje que su hijo sepa que los sentimientos de enojo son normales.
· Nunca castigue a su hijo cuando usted está enojado. Esto les duele y les da miedo. Esto también les enseña que la violencia puede ser usada para resolver problemas.
· Deje que su hijo vea cómo usted, como adulto, controla su enojo. Dígale: "Yo estoy enojado ahora. Tengo que calmarme antes de hablar contigo sobre eso".
· Nunca castigue a su hijo cuando usted está enojado. Esto les duele y les da miedo. Esto también les enseña que la violencia puede ser usada para resolver problemas.
· Deje que su hijo vea cómo usted, como adulto, controla su enojo. Dígale: "Yo estoy enojado ahora. Tengo que calmarme antes de hablar contigo sobre eso".
Los adolescentes son más susceptibles a expresar sentimientos de enojo y arranques de ira. Los cambios hormonales y la gran presión tienen un efecto significativo.
Conceptos para tener en cuenta
Lejos de dar consejos y hacer autoayuda, hay algunos conceptos prácticos sobre los que se puede reflexionar y seguir de cerca:
Lejos de dar consejos y hacer autoayuda, hay algunos conceptos prácticos sobre los que se puede reflexionar y seguir de cerca:
1. Aceptar que hay cosas que nos enojan.
2. Identificar y aceptar eso que nos enoja.
3. Trabajar con ese enojo que sentimos. .
4. Atreverse a decir que estamos enojados .
5. Expresar el enojo en palabras. Si no puede decirlo, escríbalo.
6. Resolver lo que nos enoja cuando estemos menos enojados.
7. No convertir el enojo en violencia.
8. Aprender a pedir perdón y a perdonar cuando el enojo fue exagerado.
9. No sentir culpa por el derecho que tenemos de estar enojados.
10. Consultar con un profesional apenas se crea que el enojo es incontrolable y que puede causar daño a uno mismo, a otras personas, animales o cosas.
Puede ser un propósito de verano, ejercitarnos un poco y así producir más endorfinas, las hormonas de la felicidad. Dejemos para el “otro” la úlcera, el dolor de cabeza y el mal sabor de boca. Contemos del 1 al 10, mientras analizamos si en verdad vale la pena perder el control. Después de una sesión de respiraciones profundas nuestra mente se aclarará y encontraremos la solución. Y si no la hubiera ¿para qué hacernos daño a nosotros mismos?
Es verdad que las mayores torpezas de nuestra vida las hemos realizados en un estado de enfado, de irritación o de mala reacción ante un hecho que no nos parece aceptable. Porque -como tú señalas- la cuestión surge de la manera violenta en cómo se expresa y, pocas veces, por lo que realmente se manifiesta. Es el tono, el modo de descargar las palabras, las que hacen tan complicadas esas situaciones.
ResponderBorrarVivir nunca ha sido fácil, convivir aún es más difícil. Dominar nuestro temperamento, una auténtica batalla. Quizá porque las cosas vienen de muy lejos, de los primeros momentos de nuestra vida y se quedan ahí para siempre, como un resorte siempre dispuesto a saltar.
Interesante tema. Un abrazo.
Además, si pensamos desde el verdadero ser que somos... ¿qué podría realmente enojarnos?
ResponderBorrarPaz&amor
isaac
Gracias por tus comentarios.
ResponderBorrarMIS SALUDOS
Es muy importante encauzar las emociones de los niños. Aquellas no pueden dirigir la vida de las personas.
ResponderBorrarEstoy de acuerdo que la inteligencia emocional puede ser más importante que el cociente intelectual.
Un abrazo.
Juan Antonio
Complicado tema el que tratas, porque la familia desempeña cada vez un papel menor -los padres no tienen tiempo de estar con los hijos- y porque la educación emocional detrae muchos recursos, en tiempo, dedicación y dinero.
ResponderBorrarLa solución está clara, pero no sé quién se atreverá a poner el cascabel al gato.
Como no lo hagamos pronto, la situación se deteriorará irremisiblemente.
Un abrazo.
Todo ha empezado con quitar autoridad a los padres y maestros.
ResponderBorrarLos derechos de los niños a no ser
utilizados ni maltratados es una cosa y otra es que amparandose en esto se rian de todos. Educadores y demás.Hasta que no halla una Ley
de educación para toda España que proteja y apoye al profesor, nuestros jovenes creceran en la anarquia.
Un beso.
Eli REPORTÁNDOME !!!
ResponderBorrarAmiga, buenísimo lo que me enviaste !!!
De enojos y violencia, gracias a Dios, no lo vivo, pero sí a veces lo veo en otras personas y de forma INJUSTIFICADA !!!
Sobre todo no tolero a los niñitos con sus berrinches, insultando a sus abuelos en la puerta de un quiosco, quizás por una golosina que no le compran (puedan económicamente o no), y se tiran al piso y patalean.
No lo soporto
No me gustan los insultos a los mayores
Todo, todo muy desagradable !!!
Que pases un hermoso finde!!!
Besitos de Eli, TQM
FRANZISKA: muy sabio tu comentario, manejar las emociones es difícil y cuánto más para un niño que vive en un núcleo que las expresa violentamente. Un tema difícil en esta época de crisis que vivimos en todo el mundo. Gracias amiga. Un beso.
ResponderBorrarSOLO EL AMOR ES REAL: gracias Isaac, aunque tenemos que agregar educación y ejemplo a lo que pones. Un abrazo,
PACO HUELVA: no tienes que darlas, me alegra que me visites. Un abrazo.
JUAN: hay razón en lo que pones, pero reitero que los niños se deben criar con ejemplos, así que somos nosotros los que tenemos poner equilibrio en nuestras vidas para poder transmitirlo. Gracias por tu interesante aporte. Un abrazo,
TAWAKI: Amigo: hay una generación anterior a la de nuestros niños, sus padres, que ya distorsiona la forma de educarlos. También los educadores nóveles, aunque no todos, en ambos casos, pero es el problema de límites y educación como bien cita Franziska, a lo que agrego que es más fácil "dejar hacer" y " no hacer" que esforzarse después de un día de trabajo y lucha. Los padres no tienen fuerza interior para guiar, dar ejemplo o atemperar y moderar los berrinches y pedidos y hasta exigencias violentas de los niños.
Un tema duro.
Gracias por tu visita, un abrazo.
JOSEFA: es un mal que aqueja también en Argentina, la docencia está maltratada y malpagada, y me atrevo a decir que hasta el sistema médico también, así que por todos lados la atención y la dedicación "hace agua".
No se si la diferencia generacional es tan grande que pierdo la perpectiva, pero esto está bastante difícil de arreglar.
Querida amiga: incluyo además a la política institucional que no toma riendas, aunque soy enemiga de proteger, pero todo ha llegado a un límite de violencia tal que las medidas tendrían que ser más efectivas, no digo violentas, digo resolutivas.
Un abrazo cariñoso y además muy cálido, como corresponde a estas fechas por aquí.
ELIDA DE DIEGO: querida amiga, de acuerdo contigo, de ahí mi post, esto es muy duro para mí. Después de la alegría del retorno, la realidad golpea fuerte, solo queda seguir con buenos ejemplos en el entorno cercano.
Te abrazo con cariño.
yo este año aprendi algo muy bueno para el enojo, en un curso de respiraciones y yoga que hice, lo que mas se adecua a lo que escribiste es lo siguiente:
ResponderBorrar- no hay que ver la mala intencion en el error de otra persona: esto es muy comun y me di cuenta que yo lo hacia, es muy facil enojarse asi.
- el presente es inevitable: con esto esta todo listo, tipico cuando las cosas no se estan dadno para uno, uno se enoja, pero la verdad es que siendo el presente inevitable, que mas se le puede hacer?
ese es mi aporte, muy interesante lo que subiste.
saludos
Es muy cierto lo que decimos.
ResponderBorrarYo personalmente trato de no perder tiempo en enojarme, ni tampoco recuerdo cuando me hacen algo que no me gusta. Las iras me duran un suspiro, derramo un par de lágrimas y.... porque lloraba???? siempre me pasa lo mismo.
En cuanto a los chicos, creo que es responsabilidad de nosotros, sus mayores, tratar de hacerlos felices y que no se sientan apenados.
Al igual que un anciano. Hay algo mas penoso que ver llorar a un anciano?
Besotes
Es bien cierto que lo mejor para no equivocarnos es no tomar decisiones, o discutir cuando estamos enfadados,alterados y enojados. No hay mayor error que ese, pero a veces nos damos cuenta de ello una vez lo hemos hecho y según qué se ha dicho ya es demasiado tarde para volver atrás. No es fácil no caer en ello, pero en uno mismo está la opción de por lo menos intentar "enfriar" ese momento y hablarlo más tarde con calma y en otro tono de voz, porque eso también influye muchísimo a la hora de una discusión, como las palabras y la forma de expresarlas.
ResponderBorrarUn beso!!
LA VENTANA:Gracias por tu aporte que enriquece todo lo expuesto. Realmente es un signo de madurez poder realizarlo lo adecuado en el momento oportuno. Un abrazo
ResponderBorrarALMA: también estoy de acuerdo en lo que pones, en cuanto a lo de ver llorar a un anciano es mucho más doloroso que ver llorar a un niño, por todo el sufrimiento conciente, sentimental y racional que ello implica. Aquí ya estaríamos en la tangente de los malos tratos que es otro tema muy duro.
Gracias por tu aporte. Beso
FUGAZ: me alegra leerte por aquí. Si que el esfuerzo de no "explotar" es grande, pero el beneficio es mayor y el entendimiento con el otro más enriquecedor en estos tiempos en que dialogar o discutir, en el buen término de la palabra se hace tan difícil. Un abrazo grandote.