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22 septiembre 2016

"TRABAJAR LA CABEZA"

Las personas resilientes aquellas que tienen una mayor capacidad para 
sobreponerse al dolor emocional y situaciones adversas, tienen menos chances de sufrir problemas
mentales.
Aunque ser resiliente depende de un proceso influido por distintas variables, la
entereza con la que algunos afrontan los avatares de la vida se puede aprender,
fortalecer.

¿Cómo? Haciendo trabajar la cabeza.
Sobre las acciones que permiten mantener el cerebro en forma, 
estuvo hablando en Rosario, el neurocientífico Facundo Manes, director del Instituto
Ineco Buenos Aires (que ahora tiene también una sede en esta ciudad), prolífico
investigador internacional, director del Instituto de Neurociencias
de Fundación Favaloro.
Manes recibió a La Capital antes de dar una charla a la comunidad junto a un grupo de colegas en 
la Fundación Villavicencio sobre, justamente, las posibilidades de poner en marcha
ciertas estrategias para conservar un cerebro saludable que,
además de permitirnos vivir mejor, aleje o postergue la llegada
de las enfermedades neurodegenerativas, entre ellas el Alzheimer.
"Si pienso que mis hijos están en riesgo, que la están pasando mal, me angustio, y eso 
genera determinadas emociones que además influyen sobre mi cuerpo;
ahora, si creo que están a resguardo y contentos, me voy a sentir de otra manera.
En ninguno de los dos caso sé que está pasando con mis hijos ahora, pero si pienso
positivamente, me voy a sentir mejor".
Con sencillez, Manes puso un ejemplo de cómo aquello que pensamos 
condiciona nuestro modo de sentir.

"Muchas veces no podemos cambiar la realidad 
pero sí la manera como la percibimos"
 , agregó. "El cerebro, dijo, 
tiene su mecanismo natural para hacer esto porque cada
vez que evocamos la memoria la reescribimos, la
remodelamos; por ejemplo, muchas situaciones que hemos pasado fueron
reescritas de una manera menos dramática para poder soportarlas;
reinterpretar positivamente situaciones es algo que nos ayuda a vivir".

Hay evidencia científica que indica que las personas resilientes
que tienen un mayor talento no sólo para superar momentos
críticos sino para salir fortalecidos de la adversidad tienen menos
depresión, menos problemas de concentración, menos riesgo de
trastornos mentales y hasta menos agresividad.
Que el cerebro se mantenga fuerte, activo, ágil y sano no depende
solamente de la herencia y el entorno, depende, en gran medida,
de lo que uno esté dispuesto a hacer.
"Está comprobado que poner en marcha todo aquello que es
favorable para el corazón: no fumar, no tener exceso de peso,
tener buenos niveles de colesterol y glucemia, ayuda a
mantener a raya las enfermedades que afectan al cerebro"
,
destacó Manes. Pero hay más. La actividad física, por ejemplo,
tan aconsejable para la salud cardiovascular es un aliado
importantísimo de la cabeza.
"Se demostró que el hipocampo, que está presente en ambos hemisferios
cerebrales y que tiene una relación directa con la memoria y el
aprendizaje se atrofia un 1 por ciento cada año; pero, paralelamente, hay estudios que
indican que si después de los 65 años salís a caminar tres veces por semana el
hipocampo crece un 2 por ciento en forma anual",

señaló Manes, dando cuenta de que la capacidad de algunas
zonas de la cabeza de
"recuperarse" no se agota con el paso
del tiempo.
"Dieta saludable, actividad física regular y placentera y
desafíos intelectuales son los grandes aliados de la
salud mental",
resumió el neurocientífico, que hizo una
aclaración sobre el último punto.
"Cuando hablo de desafíos intelectuales no me refiero, por ejemplo, a
seguir aprendiendo sobre medicina si fuiste médico, a corregir más
exámanes si sos profesor o a leer novelas si toda la vida lo hiciste, sino a animarte
a hacer cosas nuevas, que representen de verdad un esfuerzo intelectual. Para mí
sería aprender ruso o interiorizarme sobre el rock nacional, no sé, cosas que no hice hasta
ahora y que me implicarían cierto desafío".
Otro aspecto ineludible para estar activos mentalmente, aún en la adultez o la ancianidad es el
contacto social.
"Investigaciones a nivel mundial demuestran que aquellos hombres y mujeres que
están aislados se mueren diez años antes"
, dijo Manes.
"El cerebro es amigo de la vida social, del encuentro, de las reuniones, de las charlas
con otros , aunque cueste hay que establecer y mantener esos vínculos".

El placer es un componente más de esta lista de "compañeros" de la cabeza sana.
"Siempre le digo a mis pacientes, y en mis charlas, que hay que
jubilarse de lo que hace mal, pero jamás de lo que nos hace bien".
"Actualmente
, agregó, está pisando fuerte el concepto de "mantenimiento cerebral",
y ahí, lo placentero, lo lúdico, lo que nos alegra, lo
que nos entusiasma y nos genera pasión juegan un rol fundamental."