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11 agosto 2018

FRANCISCO FAVALE


HOMENAJE

Mi padre cumpliría este mes…106  años así que le debo este homenaje que tiene por finalidad que los recortes que conservé no se pierdan y que los que vengan después puedan conocerlo a través de su historia de deportista y su actividad paralela a la misma.

Llegó al país junto a toda su familia en 1920. Desde  Italia, zona de Calabria en  Cosenza  específicamente de Frasccineto donde nació ...
Desarrolló su profesión con maestría ya que era una familia de sastres. El padre sabía muy bien el oficio así que Francisco, Andrés, Gregorio, Vicente y Amadeo también fueron expertos en el mismo.

 Papá cortaba y confeccionaba los trajes a medida como se estilaba en aquellos tiempos, aunque también perfeccionó con estudios complementarios del oficio. Era muy hábil  en lo suyo, ya que si la persona tenía algún problema corporal, sabía como hacer el traje para disimular lo mejor posible dicho problema.  Cosas que se hacía antes. Luego cuando el traje a medida pasó a la historia, siguió trabajando para las mejores casas de hombres de la ciudad.

Me crié mirando los moldes, la escuadra, la pesada plancha, la tijera enorme, el palo para aplanar las solapas picadas a mano que quedaban “pintadas” en la chaqueta y divirtiéndome con el maniquí mientras el cosía y cosía.

Mamá era experta en hacer ojales y eso corría de su cuenta.

Más de una vez teniendo,  7 u 8 años me ponía en penitencia por portarme mal, y entonces me daba un punzó de carey o marfil  que todavía guardo y me decía:  “A  deshilvanar los sacos” y yo me divertía de lo lindo con ese “castigo” Por supuesto que se daría cuenta. Pero por lo menos no molestaba por un rato si estaba apurado por la entrega. Además yo estaba contenta porque lo hacía sentada en su silla de sastre.

Ya más grande aprendí a picar las solapas y él decía que quedaban mejor que las de él. Creo que era cierto, me encantaba y mis puntadas le daban forma perfecta… ¿Modesta verdad?

Papá tenía varios apodos: El Crack tanto por sastre como por evitar golpes y darlos certeramente con ambas manos. El Chino porque tenía los ojos chicos y cuando se reía o boxeaba se le “achicaban” más y el Petiso por su estatura.

Quiero dejar esto en la memoria, especialmente de su trayectoria como boxeador, que ya no se recuerda, pero que marcó una época de su vida.

Las fotos no guardan un estricto orden cronológico ya que al estar pegadas en el álbum no quise quitarlas para que no se estropearan, por supuesto no está todo, pero para homenaje vale.

 Me gusta también poner la copia de la licencia correspondiente.
Esta carta era de su manager y amigo cuando viajó a Uruguay a combatir.





Estos eran los integrantes del equipo Argentino, el primero es Francisco Favale.



Como verán ya en ese año existían los combates femeninos. También lo guardé como curiosidad en su momento, pero no hay nada nuevo en ello.

Estos fueron encuentros posteriores, los periódicos estaban tan deteriorados que no tenían bien la fecha




Aquí la medalla de campeón  que no conserva la cinta argentina que aunque la quitaron por muy vieja me hubiera gustado que estuviera igual.




Aquí se lo ve con su cinturón de campeón que retuvo en una reñida pelea.



Aquí  el diario de Tres Arroyos  mencionando el noviazgo con mi madre. Actuó también allí pues hacía exhibiciones en las provincias.
Lo pongo al revés para ver otras menciones  interesantes:

Aquí se ven imágenes de la pelea con Francisco Magnelli  al  que le ganó ampliamente.


Y la repito invertida porque para esa entonces también actuaba en las provincias y fue en Tres Arroyos donde conoció a mi madre.



Por supuesto los  vecinos de la Ciudad no tan poblada y conocida para esa entonces estaban
conmocionados y orgullosos con la buena nueva.

Aquí pido disculpas por lo antiguo de las fotos, espacios en blanco, en fin, desperfectos de la autora de este blog...



Un hermoso recuerdo de mis padres.

En esta nuevamente defendiendo su título:




Y aquí llego al final con esta foto. Los entrenamientos en esa época eran sin aparatología
ni bebidas especiales, solo buena alimentación, vida sana y mucho trabajo personal.

Fui a ver a mi padre en algunas exhibiciones ya retirado de su carrera profesional la que terminó siendo  invicto y con un solo empate.

 Era eficiente como manajer, pero también se divertía ya que incluía a sus pupilos en paseos.




Me encantaba ir con mi madre a ver las peleas de los mismos. En una se quedó absolutamente mudo dirigiendo a su pupilo desde el rincón y tuvo que operarse de nódulos en las cuerdas vocales. Pero todo fue bien.
Mi padre era a la vez muy romántico, amante de la familia, reuniones, amigos y todo lo que hiciera el bien a la comunidad y participaba en las cooperadoras de los colegios de varias formas.

De haber tenido más fotos que se perdieron en una inundación, esto sería más extenso, pero para homenaje merecido es suficiente.

Estoy segura de que mi afición a los deportes comenzó viéndolo entrenar. 

Él estaba orgulloso de que yo trabajara en el club San Lorenzo de Almagro aunque solo en predeportivos  y en varias disciplinas recreativas. 
Eso fue hasta que la cancha se trasladó al “Bajo Flores”.

También guardo buenos recuerdos de eso, que será motivo de otra entrada.

Aunque sé que a muchas personas no les gusta el boxeo  gracias por compartir este homenaje conmigo.

  Les aseguro que en esa época no era  como ahora, creo que se boxeaba mejor, aunque también escuché la palabra “tongo”