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13 mayo 2015

LA IMPORTANCIA DE VIVIR - LIN YUTANG



  Es uno de mis libros favoritos, gastado por el tiempo amarillea y sus letras son pequeñas pero no lo cambio, está siempre en mi mesita y cuando me apetece abro en cualquier página y me atrapa con su sabiduría.

  Les dejo una copia de lo que leí anoche... Sabio por cierto...

 DE LA CONVERSACIÓN

“Hablar contigo durante una noche es mejor que estudiar libros durante diez años”, fue el comentario de un viejo estudioso chino después de tener una conversación con un amigo.
Tiene mucho de cierto esa afirmación, y hoy la frase “una noche de charla” ha llegado a ser expresión corriente para referirse a una feliz conversación con un amigo, de noche, ya sea en el pasado o en el porvenir.
Hay dos o tres libros que se parecen a los "ómnibus de fin de semana”. Publicados en inglés, con títulos como: Una noche de charla o Una noche de charla en la montaña. Un placer tan supremo como el de una conversación perfecta con un amigo, de noche, es necesariamente raro, porque como lo ha señalada Li Liweng, los que son sabios rara vez saben hablar, y los que hablan rara vez son sabios.
El descubrimiento de un hombre, en un templo empinado en la montaña, que comprenda realmente la vida y a la vez entienda el arte de la conversación, debe de ser, por lo tanto uno de los placeres más agudos, como el descubrimiento de un nuevo planeta por un astrónomo o de una nueva variedad de plantas por un botánico.

La gente se queja hoy de que el arte de la conversación en torno a una chimenea o a un barril de cohetes se está perdiendo, debido al ritmo de la vida comercial de hoy. Estoy muy seguro de que ese ritmo tiene algo de culpa, pero creo que también la distorsión del hogar, convertido en un departamento sin fuego de leños, comenzó la destrucción del arte de la conversación y la influencia del automóvil la completó. El ritmo es del todo falso, porque la conversación existe solamente en una sociedad de hombres  imbuidos de espíritu de ocio, con su facilidad, su humorismo y su apreciación de los matices más ligeros. Porque hay un evidente distingo entre charlar, sencillamente, y conversar.
Esta distinción se hace en el idioma chino entre shuohua (hablar) y t’anhua (conversación), que implica que el discurso es más gárrulo y despacioso y los temas de conversación más triviales y menos de negocios.
Puede notarse una diferencia similar entre la correspondencia comercial y las cartas de literatos amigos. Podemos hablar o discutir de negocios con casi todo el mundo,  pero hay muy pocas personas con quienes podemos sostener verdaderamente una conversación nocturna.
Por eso, cuando encontramos a un verdadero conversador, el placer es igual, si no superior, al de leer un delicioso autor, con el placer adicional de escuchar su voz y ver sus ademanes.
A veces lo hallamos en la feliz reunión de viejos amigos, o entre relaciones que se dedican a sus reminiscencias, a veces en el salón de fumar de un tren nocturno, y a veces en una hostería durante un lejano viaje. Se charlará de duendes y de espíritus de zorros, junto con entretenidos relatos o apasionados comentarios sobre dictadores y traidores, y a veces, antes de advertirlo, un sabio observador y conversador hace luz sobre cosas que ocurren en determinado país y que son prolegómeno de su inminente caída o de un cambio de régimen. Tales conversaciones quedan entre los recuerdos que acariciamos durante toda la vida

LIN YUTANG.  (LA IMPORTANCIA DE VIVIR)

04 mayo 2015

DEL LIBRO: EL HOMBRE MEDIOCRE



... "Cada cierto tiempo el equilibrio social se rompe a favor de la mediocridad.
 El mediocre se torna refractario a todo afán de perfección, los ideales se debilitan y la dignidad se ausenta; los hombres acomodaticios tienen su primavera florida.
Los gobernantes no crean ese estado de cosas; lo representan.
El mediocre ignora el justo medio, nunca hace un juicio sobre si, desconoce la autocrítica, está condenado a permanecer en su módico refugio.

El mediocre rechaza el diálogo, no se atreve a confrontar, con el que
 piensa distinto. Es fundamentalmente inseguro y busca excusas que
 siempre se apoyan en la descalificación del otro. Carece de coraje para
 expresar o debatir públicamente sus ideas, propósitos y proyectos. Se 
 comunica mediante el monólogo y el aplauso.

 Esta actitud lo encierra en la convicción de que él posee la verdad,
 la luz, y su adversario el error, la oscuridad. Los que piensan y actúan así integran una comunidad enferma y más grave aún, la dirigen, o pretenden hacerlo.

 El mediocre no logra liberarse de sus resentimientos, viejísimo
 problema que siempre desnaturaliza a la Justicia.
No soporta las formas, las confunde con formalidades, por lo cual
desconoce la cortesía, que es una forma de respeto por los demás.

Se siente libre de culpa y serena su conciencia si disposiciones
legales lo liberan de las sanciones por las faltas que cometió.
La impunidad lo tranquiliza.

Siempre hay mediocres, son perennes. Lo que varía es su prestigio y su
influencia.
 
Cuando se reemplaza lo cualitativo por lo conveniente, el rebelde es
 igual al lacayo, porque los valores se acomodan a las circunstancias.
 Hay más presencias personales que proyectos.

 La declinación de la "educación" y su confusión con "enseñanza" permiten
 una sociedad sin ideales y sin cultura, lo que facilita la existencia
de políticos ignorantes y rapaces."

JOSE INGENIEROS.



 Su verdadero nombre era Giuseppe INGEGNIERI.

Biografía copiada de Wikipedia donde pueden leer todo...

 Nacido Giuseppe Ingegnieri, era hijo de Salvatore Ingegnieri y Mariana Tagliavia.3 Cursó sus estudios primarios en el Instituto Nacional. Trabajó desde niño corrigiendo pruebas de imprenta, ya que su padre era periodista y tuvo dificultades económicas.4 Solía encargarle traducciones de italiano, francés e inglés, incluso de libros enteros. En 1888 ingresó al Colegio Nacional Buenos Aires, que dirigía Amancio Alcorta.5 En 1892, ya habiendo finalizado sus estudios secundarios en el Colegio Nacional Buenos Aires, fundó el periódico La Reforma y un año después (en 1893), ingresó como alumno a laFacultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires, de la que se recibió en 1897 de farmacéutico y en 1900 de médico con su tesisSimulación en la lucha por la vida. Para esa época ya era conocido en los círculos literarios...
...Murió relativamente joven, el 31 de octubre de 1925, a los 48 años.